El uso de internet en la actualidad, como mass media, abre el debate sobre ciertas dicotomías humanas, como por ejemplo, la de libertad y control. Mediante el uso de internet, se puede acceder a muchas instancias informativas, se puede también, crear una imagen de lo que no somos, una ‘second life’. Pero, como todas las cosas, esto tiene su costo. Internet también sirve para vigilar, como método de control, pues aquí también funciona la censura y la creación de bases de datos con los movimientos de los usuarios. Puedo contar anecdóticamente que tener familiares directos de “amigos” en redes como facebook, puede traer más problemas que contacto con los seres queridos, llegó un momento en que mi madre en otra ciudad me seguía cada paso, revisaba mis fotografías y los perfiles de mis amistades. Tuve que eliminarla, será mi madre, pero no podemos ser amigas en internet. Y es extraño, porque entonces me di cuenta que comparto información privada con gente más desconocida que mi familia... Y cuando una perdió la capacidad de filtrar información personal... Es complicado.
Una vez quise hacerme un blog, pero me dio lata, todavía prefiero la comunicación presencial, pero debo reconocer que los canales de internet ayudan a mantener esas relaciones presenciales. Y bueno, esa vez del blog, estaba muy sola y quería comunicar algo incomunicable... Ahora con Twitter –que no sé bien cómo usar-, de repente publico esas cositas que no pongo en el subnick del messenger. Al final, me doy cuenta de que escribo cosas que quiero decir y no me atrevo, a través de una especie de anonimato. Y ando repartiendo información personal en cada lugar donde puedo escribir... últimamente, aprendí a usar el foro comunitario de u-cursos... Y con respecto a la libertad, de repente, igual uno está encadenado, y me refiero a que estuve la mayor parte de mi carrera universitaria sin internet en el departamento donde vivo... Pero cuando tuve, ya no lo pude dejar más. Internet “sube mis notas, baja mis notas” –remedando un comercial de televisión-.
Creo que es relevante añadir aquí, lo que señala Francisco V. Yus en su texto de ciberpragmática, el uso del lenguaje en internet. Él manifiesta que los usuarios se dan a conocer mediante apodos, y sí, eso en 2001 y en 2010 sigue siendo igual. No sigue siendo igual que la interacción se lleve a cabo sólo de forma textual, para eso están hoy en día las videollamadas. Es interesante también que considera cómo los usuarios pueden hallarse en distintos lugares geográficamente, pero que convergen en un mismo canal, no siendo necesario que las personas se conozcan entre sí para entablar una conversación, pues se pueden establecer múltiples interacciones públicas y privadas de forma simultánea. En el fondo, también nos convertimos en personas públicas al introducirnos al ciberespacio y pertenecer a redes sociales, y, aunque queramos ser anónimos, siempre quedará registro de nuestras verdaderas personas, en la forma que escribimos, en los colores que escogemos, en las ropas con que vestimos a nuestros avatares en los videojuegos, la fotografía que escogemos para que nos represente. Yo soy de las que no les gusta inventarse cuentitos en esta realidad virtual, y sin embargo, uso a un personaje que me encanta para que sea mi foto en el perfil de este blog.